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Falesías de Gunga

Esa mañana amanecimos a las 6 AM, tempranito pero no con la fresca, a esa hora de la mañana ya hacia un calor que se te derretían hasta los huesos. La noche anterior habíamos decidido por fin hacer una de las excursiones típicas de Maceió, ¿Por qué digo "Por fin"? porque estuvimos mas de una semana investigando que excursión hacer, con qué empresa, como y cuando. Para aclarar un poco, esto sucedió en un viaje muy gasolero, mochilero, con mucha organización previa, el cual estaba planeado para durar dos años.

La excursión consistía en visitar en un mismo día las playas "Francés, Barra de São Miguel y Gunga"(Recomendadísima si vas por poco tiempo a Maceió, no contás movilidad propia y querés conocer algunos o varios de sus atractivos principales.) Todas estas playas están ubicadas al sur de Maceió, de hecho "Francés" pertenece al municipio de Marechal Deodoro, "Barra de São Miguel" pertenece al municipio del mismo nombre y "Gunga" pertenece al municipio de Roteiro.


Praia do Francês - Brasil

La combi nos pasaba a buscar a las 7.30 AM, 7.15 AM ya estábamos en el punto de encuentro, con nuestro outfit playero compuesto por maya, ojotas, lentes de sol, claro que encremados de protector solar hasta en el hígado, y equipados con sanguchitos para el amuerzo, un par de frutas para la tarde y nuestro fiel compañero el mate.


Tuvimos la suerte de contar con una guía muy copada, la excursión la hacían entre ella y su marido, él conducía la combi y ella guiaba. Nos contó muchísimo sobre cada playa, un poco de sus historias, algunas anécdotas, cuentos locales, y notas de color que enriquecían mas aún el paseo.

Íbamos camino a Francés, nuestra primera parada, desde la ventanilla de la combi veía la extensión de playas paradisíacas que adornan la ciudad de Maceió, son extensos km de arena blanca y un mar turquesa de ensueño, a su vez a mi derecha veía mato, ríos, islotes, ¿Cómo puede ser que exista tal geografía? Estaba asombrada, quería ver todo pero sin dejar de oír el relato de la guía.

Nos dijeron que teníamos 35 min para bajar a Francés, recorrer un poco la playa, caminarla y sacar algunas fotos, no nos detendríamos tanto tiempo ya que en realidad pasaríamos el día en Gunga.

Francés es a simple vista una playa ideal para la familia, tiene una infraestructura playera que esta dispuesta para que el turista llegue y disfrute. El cordón de arrecifes de coral crea una extensa área de piscinas naturales, con aguas calmas, poco profundas, que invitan a todos los integrantes de la familia a sumergirse. De todas maneras tiene también, en el lado derecho, una oferta mas aventurera para los amantes del surf, con aguas abiertas, poco profundas y un oleaje bastante movido.


Esta playa era antiguamente (como todo Brasil, y América en general) habitada por indígenas, en esta zona se encontraban los indígenas antropófagos Caetés (Estaba incluida la carne humana en sus dietas, aunque usté' no lo crea) quienes fueron invadidos primeramente por franceses (Por eso el nombre de la playa) en busca del famoso árbol "Pau Brasil" una de las riquezas mas importantes del país en aquellas épocas.


Praia do Francês - Brasil

Luego de la rápida visita a Francés emprendimos viaje a "Barra de São Miguel", la verdad que no me gustó mucho mas que Francés, de hecho me pareció mas linda, limpia y organizada la costa de Marechal Deodoro.

El clima acompañó de una manera espectacular así que el escenario de palmeras, aguas turquesas, y arrecifes hacían de la playa un show de cualquier manera. También paramos solo por unos 35 min, cuando volvemos de recorrer la playa me encuentro con una garita, una fila interminable de gente al rayo del sol... Me acerco a preguntar y me entero que en ese lugar se vendían paseos náuticos, en pequeñas embarcaciones, que te llevaban de la playa de Barra hasta los arrecifes de corales, allí hacían una pequeña parada para nadar con los peces y tomar algunas fotos, luego finalmente el paseo concluía en la playa de Gunga, nuestro tercer y último destino en esta excursión.

La realidad es que estábamos con los reales contados, ya nos había costado tomar la decisión de pagar una excursión en un primer lugar, adicionarles R$ 75 al paseo no estaba en las opciones, pero si alguna vez vuelvo a Maceió me encantaría poder hacer este recorrido de Barra a Gunga por el agua.


Barra de São Miguel - Brasil

Las rutas del litoral brasilero son espectaculares, a pesar de mi vértigo y mis mareos continuos (a los que sufren un poco de mareos como yo les recomiendo llevar un reliveran en la mochi, mucha agua y paciencia.). Claro que debido a la geografía y topografía de este selvático país, en sus rutas no hay mas de 10km en linea recta, todo es subida al morro, bajada del morro, bordear el morro por la derecha o bordear el morro por la izquierda, nubes, lluvia, precipicio, mucho calor, mucho verde, mar, mar, mar, palmeras, etc. Recorrimos por tierra unos 3200 km para luego llegar a esta magnífica playa Alagoana, y por supuesto que en el camino ya había visto centenares de palmeras, pero la entrada a Gunga me dejo así:

Afuera hacían 45º a la sombra, eran las 12 del mediodía pero sinceramente todo lo que yo quería era saltar de la combi y correr en ese parque inmenso de coqueros. Es muy extraña la sensación de saber que para llegar a esta maravillosa playa llamada Gunga, debemos ingresar a la propiedad privada de alguien. Si así como leíste, la playa de Gunga se encuentra dentro de la "Fazenda do Gunga" o "Estancia de Gunga" en español, esta propiedad es del señor Nivaldo Jatobá, dueño no solo de este extenso pedazo de tierra sino que también es dueño de algunos otros empredimientos en Maceió.

Volviendo a los coqueros, cada uno de los que se se ven en el camino y en todo el campo de la fazenda son plantados, el agua de esos cocos no son para beber sino que son materia prima de los productos a base de coco de la marca SOCOCO, aún así a pesar de no ser naturales de la zona dan la sensación de estar en un oasis, es indescriptible, para cualquier lado que mires hay coqueros.


Plantación de coqueros en Gunga - Brasil

Luego de que nuestro chofer pague nuestro ingreso a la fazenda (Si por supuesto hay que pagar, pero tranqui que si van con la excursión ya está incluida) nos acomodamos en una de las barracas de playa (También está incluida las mesas y las sillas, solo nos piden que se haga una consumisión) y a disfrutar de este paraíso. Hacía tanto calor y el agua estaba tan cálida y cristalina que estuvimos un poco mas de una hora y media nadando, hasta que las yemas de nuestros dedos eran lo mas parecido a unas pasas de uvas. Ahora si con la piel achicharrada de tanta agua y los estómagos rugiendo nos sentamos a almorzar, teníamos comida, pero igual pedimos bebidas frescas y algo mas para picar, los precios no eran exageradamente elevados (a pesar de ser temporada alta) y estábamos muy hambrientos después de todo el paseo matutino.


Conectado con el mar, Gunga - Brasil

Tuvimos que hacer una pausa para descansar, por que la euforia, las olas, el viento y Gunga nos estaban dejando sin aliento y todavía faltaba más por descubrir. Aprovechamos para repetir una capa mas de protector solar y mientras tanto a lo lejos, a nuestra izquierda, divisábamos una especie de banco de arena, no estaba a mas de 300 mts, caminamos hacia allí... No era ni mas ni menos que el estrecho divisor de la Laguna Roteiro y el mar, si la marea bajara un poco mas sería algo similar a lo que ocurre en Coroa Vermelha supongo. Nos paramos en el medio y se puede ver claramente las diferencias de ambas aguas, una calma, medio verdosa otra turquesa y con mucho oleaje. Está buenísimo para los que le tienen un poco de miedo a las olas, están al lado del mar, sumergidos en aguas igual de tibias pero mas calmas.


Lagoa do Roteiro - Gunga - Brasil

Volvimos caminando hasta el otro extremo de la playa de Gunga, desde donde veíamos una cantidad enorme de coqueros al lado del mar y arena muy muy blanca. Habían varios fotógrafos haciendo books con "modelos turistas", por un módico precio te hacen las fotos en el paraíso y te despreocupas de tener que caer en la selfie, me pareció una idea genial... Y si lo proyecto para el próximo verano?.

La playa estaba vacía, eramos pocos, cumplí mi sueño de correr entre los coqueros y abrazar a uno, luego esa misma noche pensaba ¿Y si se me caía un coco en el marote?, sería otra anécdota para contar... si lograba contarla.

Es un lugar tan hermoso, no por nada le dicen "Caribe brasilero", y lo mejor es que aún faltaba la última sorpresa. Nos habían comentado sobre las "Falesías de Gunga", al parecer un sector de acantilados, rocosos, de colores naranjas y rojos, a los cuales se podían acceder en buggy o en cuatriciclo (Cada vehículo se alquila, los precios no son tan locos, lo valen muchisimo. Si eligen el buggy van con compañía, si optan por el cuatri van solos). Optamos por la opción mas barata, por que pues mochileros, y de verdad no me arrepiento, fuimos en buggy junto a nuestro guía y dos acompañantes mas a conocer esas famosas "falesías".

Al no estar manejando en el camino pude dedicarme a contemplar el largo de coqueros y observar como de repente se levantan tales paredes rojizas, contrastando constantemente con la vegetación que las rodea y el turquesino mar.

Lo dije muchas veces, y si ya me leyeron esta semana en Instagram deben haberme encontrado hablando del "abismo" de la "inmensidad" y de un gran "escenario".

He aquí:


Falesías de Gunga - Brasil

Cuando la inmensidad la tenemos ante nuestros ojos, recién ahí dimensionamos el verdadero tamaño de nuestros problemas. Somos tan egoístas. Ser egocéntrico es una característica pura y exclusivamente humana, no hay animal que su egocentrismo haga mas vulnerable a otro. No nos basta con tener una vida y un cuerpo único, necesitamos del drama para vivir y hasta que no entendemos lo pequeños e insignificantes que somos en el universo no descansamos.

Hoy aquí descansé, aquí mis temores se los llevó el viento, aquí me observé en dos segundos y me tomé toda la tarde para observar la inmensidad hecha piedra.

Hoy el paisaje de turno me hizo dimensionar, podría haberme sentado en un brazo de la Vía Láctea pero lo dejaré para otra aventura, hoy me toco sentarme a los pies de las "Falesías de Gunga".


Falesías de Gunga - Brasil

Eran las 15hs, el sol ya no pegaba en nuestra piel como hacía un rato, se acercaba el ocaso y por ende la hora de volver a "casa". La vuelta fue mas silenciosa, fueron dos horas destinadas a la asimilación de todo lo que vivimos ese día, a la reflexión, a recordar cada minuto que vivimos, ojalá la vida me vuelva a llevar a Gunga, hasta ahora, claramente, una de mis inmensidades favoritas.

1件のコメント


不明なメンバー
2020年7月19日

Que hermoso lugar! Algún día quisiera volver, no tiene un segundo de desperdicio. Por lejos una de las mejores playas que conocí en Brasil.


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